domingo, 23 de junio de 2013

Verdad, ciencia y conocimiento en el quehacer del estudiante


Introducción
En este trabajo de investigación se espera reflexionar sobre la problemática que lleva a algunos estudiantes universitarios a cometer plagio en sus trabajos escolares, lo cual influye negativamente en su formación como futuros profesionales y constructores de nuestra sociedad.
De igual manera se espera conocer la relación que pudiera existir entre la aplicación de la ciencia, el uso del método científico en actividades de estudiantes de ciencias sociales, su importancia y su trascendencia.
Por último se hace una reflexión sobre la posibilidad de que el acto de plagiar sea resultado de una transmisión raquítica o equivocada de la responsabilidad en el quehacer académico.
¿Cómo saber si el plagio es un hábito arraigado o un hecho aislado? ¿Cómo saber la trascendencia social que tendrá?

Ciencia, verdad y conocimiento
La escuela es uno de los lugares donde se adquiere un gran número de conocimientos, donde se forma al individuo para su vida tanto profesional como personal. Para adquirir conocimientos es indispensable estimular el intelecto, motivar al sujeto hacia una actitud de búsqueda de la ciencia que le dé el poder de la sabiduría, que lo aleje de la ignorancia y sus consecuencias; y que contribuya a su felicidad y a la de su entorno social.
Sin embargo, el estudiante tiene un concepto vago de lo que es la ciencia y de cómo hacerla. En su reciente acceso al mundo académico, sólo ha realizado trabajos escolares sencillos y con poca trascendencia, surgidos de la lectura, algunas veces superficial, sin tiempo para el análisis, la reflexión y su justificación, la cual se realiza por medio de la observación de algún experimento o la experiencia misma.
Para estar en contacto con la ciencia, el estudiante necesita desarrollar capacidades intelectuales, como un pensamiento basado en la razón, aptitudes para la comunicación asertiva, trabajo duro, esfuerzo sostenido; así como la capacidad para construir a partir de experiencia pasadas. Éste último elemento puede ser sustituido por el análisis racional de modelos; ya que nuestra inteligencia es la fuente de la verdad que precede a la experiencia y que es capaz de comprender los fenómenos estudiados.
En sus primeros pasos hacia la ciencia, el estudiante carece de las habilidades necesarias para su apropiación, tales como la humildad para aceptar que su conocimiento no es absoluto; la constancia y la empatía para trabajar con sus pares. Poco a poco tiene que desarrollarlas; de vincularlas con otras áreas de su vida, de observar sus beneficios; y así encontrar el compromiso y la necesidad de un trabajo constante, cuyos hallazgos le sean gratificantes.
La ciencia se ha construido a lo largo de la historia de la humanidad, quizá no ha florecido de manera constante, ya que ha tenido periodos de menores descubrimientos, pero ha evolucionado a partir de un trabajo permeado por la verdad. Constancia, compromiso y una visión abierta a nuevos descubrimientos constituyen el quehacer científico.
“El progreso de la humanidad en una dimensión de la realidad requiere extender las capacidades de nuestros órganos que nos conectan con el mundo a través de los sentidos.  Nuevos instrumentos científicos nos abrieron nuevas fronteras del conocimiento. El telescopio nos abrió el mundo de las estrellas, el microscopio, el de las amebas y bacterias, etc.”  (Jaffe, K,)
Para descubrir los métodos y características que dan origen a la ciencia y poder hacer uso de ella, el estudiante requiere seguir ese camino de la verdad. Un camino nada fácil, arduo y en ciertos momentos, improductivo; pero camino al fin que lo equipare a tantos hombres de ciencia que han formado a la humanidad.

Pero, ¿Qué es la verdad para nuestros estudiantes?
Inmersos en un mundo con medios de información y comunicación, cuyo acceso es casi ilimitado. Con un mar de datos que se multiplican continuamente, datos cuya procedencia, muchas veces es desconocida, pero que la inmediatez se los pone a la mano. El aprendiz de investigador asume que la información que le llega es legítima, que tiene un valor académico y que le va a permitir realizar su tarea escolar adecuadamente, cumplir con sus deberes e ir formándose como un profesional.
Algunas veces, los estudiantes han recurrido al plagio, a tomar como suyos trabajos de investigación que ni siquiera tienen idea si son coherentes con sus deberes o son burdas imitaciones. Quizá en un primer momento es un hecho aislado, pero que a medida que se hace costumbre se va convirtiendo en un hábito que cómo una enfermedad se irá apoderando de su hacer como estudiante, que posteriormente será muy difícil desarraigar;  que además repercutirá en su formación como profesional y como ser humano.
No hay atajos para llegar al futuro, tenemos que pasar por todos los pasos del sistema antes de que podamos decir a donde llegará (Gersghenson, C.). Como una semilla que se siembra, que germina y que poco a poco se va formando como lo que es (una manzana, una lechuga o un encino), así el conocimiento tiene un proceso de construcción y de apropiación, para aprender hay que seguir un proceso con el ritmo y el compromiso correspondiente.
Heredamos de nuestros ancestros un cúmulo de conocimientos; cualquier verdad que busquemos dependerá de la sociedad y la cultura en que nos desarrollamos (Gersghenson, C.). Pero cada cultura posee una verdad que ha nacido de sus necesidades sociales, de sus raíces, así como de su historia. Sin embargo esta verdad es única y les ha servido para sobrevivir, para construirse y para trascender.
Como (posibles) miembros de una comunidad académica, nuestros estudiantes necesitan aprender códigos de ética, principios morales, así como el concepto de verdad que le es propio a esa comunidad. Regirse bajo estos principios y la interacción que se realice, le permitirá el acceso a la generación de nuevo conocimiento.
Es una tarea ardua, difícil, pero cuyo producto hará que sea parte de la evolución del ser humano.

¿Cómo construir el conocimiento desde el quehacer escolar?
“Lo que está incluido en el proceso neural que transforma los estímulos en sensaciones tiene las características siguientes: ha sido transmitido por medio de la educación; tentativamente, ha resultado más efectivo que sus competidores históricos en el medio actual de un grupo; y, finalmente, está sujeto a cambio, tanto por medio de una nueva educación como por medio del descubrimiento de incompatibilidad con el medio.” (Kuhm, T.)
Cada cultura en cada época, se ha construido a través de la educación. Las generaciones jóvenes se educan de acuerdo a las necesidades de la sociedad, ya sea de sobrevivencia alimentaria o de supervivencia natural del entorno donde se encuentran. La sociedad en cuestión determina el ideal de hombre que requiere, considerando también el nivel social y la función que va a desempeñar en esa sociedad, ya sea trabajador, guerrero, científico o gobernante.
Al paso del tiempo, el ser humano ha sufrido una evolución en su manera de pensar, de actuar y en la forma de tomar decisiones; la manera en que se educa hoy es diferente a la forma en que educaron sus padres, sus abuelos y demás generaciones que le antecedieron. Es por eso que el conocimiento y la forma en que lo adquiere también ha evolucionada.
Los medios de comunicación y el acceso a la información, su accesibilidad y la inmediatez son parte de ese cambio; han dado al individuo un rango de libertad para tomar decisiones, que en cierta medida influyen en la forma que adquiere los conocimientos. Sin embargo, el individuo, muchas veces no está preparado para tomar la decisión adecuada. La educación que ha recibido no corresponde a los medios que usa hoy en día.
Si bien, los medios de comunicación e información han facilitado al individuo  el acceso al conocimiento, por otro lado también le exigen un mayor esfuerzo en la selección de esa información, cuál será el uso que le dará y por supuesto la repercusión que tendrá en su aprendizaje, y, una vez asumido la repercusión que tendrá en su entorno social. Sin embargo, algunos estudiantes no han desarrollado esas habilidades. Esta limitante surge del escaso aprendizaje sobre la ciencia y su utilidad en la vida cotidiana.
Sabemos que la ciencia está basada en la lógica, el pensamiento racional, la construcción de modelos, tecnología, inteligencia, trabajo duro, sinergia de grupo, esfuerzo sostenido,  construcción sobre experiencias pasada. Algunos de nuestros estudiantes necesitan asumir estos elementos para iniciarse en el quehacer científico, al realizar sus trabajos escolares.
Las actividades escolares están basadas en trabajos o proyectos que simulan retos a los que se enfrentaran en su vida laboral. El objetivo de estas actividades constituirá la experiencia como factor de aprendizaje, quizá no es la más adecuada, pero es lo que se tiene a la mano; y por supuesto es necesaria para la asimilación del conocimiento. Estos modelos están basados en el método científico.
A medida que nuestros estudiantes se asuman como aprendices de científico, irán conociendo nuevas alternativas, nuevas formas de actuar, nuevas áreas del conocimiento; además de la trascendencia en su propia formación como individuo.
Uno de los principales factores en la ciencia es la duda, dentro de los quehaceres que tiene el estudiante es aprender a cuestionarse sobre la información que recibe. Cada vez que se pregunte ¿por qué?, se abrirán nuevos horizontes, nuevas expectativas y nuevos conocimientos.
Nicolás Kristakys menciona a la obesidad y a las adicciones como hábitos y comportamientos que se propagan socialmente. Tales acciones influyen de manera negativa, tanto en las personas que los padecen como en quienes los rodean.
¿Se podrá considerar el plagio de los trabajos escolares como una adicción? Plagiar una tarea puede tener repercusión negativa en los compañeros de clase. Puede dar pauta para hacerse una práctica común. Inclusive puede frenar el proceso de aprendizaje de un grupo social.
Asumir como algo común la actividad de plagiar también tiene una connotación ética. No se puede considerar como una actividad positiva robar ideas y utilizarlas como propias. Peor aún, ya que muchas veces ni siquiera se han leído esas ideas. Desde el punto de vista de la evolución biosocial, la ciencia de la ética se percibe como una extensión natural del estudio de la dinámica social.
Qué es lo que motiva a estos estudiantes a renunciar al privilegio de descubrir el conocimiento, a maravillarse con la herencia cultural que posee la humanidad, actualmente la mayor que se ha producido, a dilucidar y quizá construir una nueva interpretación de la ciencia.
Quizá nosotros los adultos, no hemos sido asertivos al mostrar a nuestros estudiantes,  el camino hacia el conocimiento y la aplicación de la ciencia. Tal vez hemos contribuido a este empantanamiento que les impide crecer y ser nuevos seres humanos.

Conclusiones
La ciencia futura estará restringida en gran parte por el grado y tipo de socialidad que la comunidad científica desarrollará. Una comprensión de estas restricciones sólo será  posible si se entienden las interacciones entre el individuo y la sociedad y si se reconocen las propiedades que emergen de esta dinámica.
Jaffe, Klauss

Se habla de brecha generacional como un elemento que imposibilita la interacción entre una generación joven y una adulta, y que además impide la comprensión necesaria para la asimilación de la cultura. Diferentes maneras de pensar, diferentes maneras de actuar, pero que deberían tener un objetivo común.
Es probable que, en el caso del plagio en trabajos escolares haya una confusión en cuanto a lo que el profesor deba o no deba enseñar. Se observa que los jóvenes hoy en día tienen habilidades para el uso de la tecnología, muchas veces superiores a las de los adultos. No obstante, nuestros jóvenes, en algunas áreas (como es el conocimiento de la ciencia) necesitan que se les lleve de mano para apropiarse de esas habilidades que a los adultos nos costó tanto trabajo asumir.
Esta carencia es la oportunidad que tiene los profesores de acompañar a sus  estudiantes en el camino de la verdad, de asumir su responsabilidad como individuo en una sociedad que sobrevive y que trasciende. Como el sublime deber que tiene el maestro para que sus alumnos desarrollen un pensamiento científico que les permite tomar mejores decisiones en su vida cotidiana.

Bibliografía
Gershenson, C. (2013),  “¿Cómo hablar de complejidad?”, en Lengua Docieta i Comunicacio. Núm. 11, Universidad Nacional Autónoma de México
Jaffe, Klauss, ¿Qué es la ciencia? Una visión evolutiva.
Kuhm, Thomas. (1971) La estructura de las revoluciones científicas, Brevarios 213, Fondo de Cultura Económica.


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