Introducción
En este
trabajo de investigación se espera reflexionar sobre la problemática que lleva
a algunos estudiantes universitarios a cometer plagio en sus trabajos
escolares, lo cual influye negativamente en su formación como futuros
profesionales y constructores de nuestra sociedad.
De igual
manera se espera conocer la relación que pudiera existir entre la aplicación de
la ciencia, el uso del método científico en actividades de estudiantes de
ciencias sociales, su importancia y su trascendencia.
Por último se
hace una reflexión sobre la posibilidad de que el acto de plagiar sea resultado
de una transmisión raquítica o equivocada de la responsabilidad en el quehacer académico.
¿Cómo saber
si el plagio es un hábito arraigado o un hecho aislado? ¿Cómo saber la
trascendencia social que tendrá?
Ciencia, verdad y conocimiento
La
escuela es uno de los lugares donde se adquiere un gran número de
conocimientos, donde se forma al individuo para su vida tanto profesional como
personal. Para adquirir conocimientos es indispensable estimular el intelecto,
motivar al sujeto hacia una actitud de búsqueda de la ciencia que le dé el
poder de la sabiduría, que lo aleje de la ignorancia y sus consecuencias; y que
contribuya a su felicidad y a la de su entorno social.
Sin
embargo, el estudiante tiene un concepto vago de lo que es la ciencia y de cómo
hacerla. En su reciente acceso al mundo académico, sólo ha realizado trabajos
escolares sencillos y con poca trascendencia, surgidos de la lectura, algunas
veces superficial, sin tiempo para el análisis, la reflexión y su justificación,
la cual se realiza por medio de la observación de algún experimento o la
experiencia misma.
Para
estar en contacto con la ciencia, el estudiante necesita desarrollar
capacidades intelectuales, como un pensamiento basado en la razón, aptitudes
para la comunicación asertiva, trabajo duro, esfuerzo sostenido; así como la
capacidad para construir a partir de experiencia pasadas. Éste último elemento
puede ser sustituido por el análisis racional de modelos; ya que nuestra
inteligencia es la fuente de la verdad que precede a la experiencia y que es
capaz de comprender los fenómenos estudiados.
En
sus primeros pasos hacia la ciencia, el estudiante carece de las habilidades
necesarias para su apropiación, tales como la humildad para aceptar que su
conocimiento no es absoluto; la constancia y la empatía para trabajar con sus
pares. Poco a poco tiene que desarrollarlas; de vincularlas con otras áreas de
su vida, de observar sus beneficios; y así encontrar el compromiso y la necesidad
de un trabajo constante, cuyos hallazgos le sean gratificantes.
La
ciencia se ha construido a lo largo de la historia de la humanidad, quizá no ha
florecido de manera constante, ya que ha tenido periodos de menores
descubrimientos, pero ha evolucionado a partir de un trabajo permeado por la
verdad. Constancia, compromiso y una visión abierta a nuevos descubrimientos
constituyen el quehacer científico.
“El
progreso de la humanidad en una dimensión de la realidad requiere extender las
capacidades de nuestros órganos que nos conectan con el mundo a través de los
sentidos. Nuevos instrumentos
científicos nos abrieron nuevas fronteras del conocimiento. El telescopio nos
abrió el mundo de las estrellas, el microscopio, el de las amebas y bacterias,
etc.” (Jaffe, K,)
Para
descubrir los métodos y características que dan origen a la ciencia y poder
hacer uso de ella, el estudiante requiere seguir ese camino de la verdad. Un camino
nada fácil, arduo y en ciertos momentos, improductivo; pero camino al fin que
lo equipare a tantos hombres de ciencia que han formado a la humanidad.
Pero, ¿Qué es la verdad para nuestros
estudiantes?
Inmersos
en un mundo con medios de información y comunicación, cuyo acceso es casi
ilimitado. Con un mar de datos que se multiplican continuamente, datos cuya
procedencia, muchas veces es desconocida, pero que la inmediatez se los pone a
la mano. El aprendiz de investigador asume que la información que le llega es
legítima, que tiene un valor académico y que le va a permitir realizar su tarea
escolar adecuadamente, cumplir con sus deberes e ir formándose como un
profesional.
Algunas
veces, los estudiantes han recurrido al plagio, a tomar como suyos trabajos de
investigación que ni siquiera tienen idea si son coherentes con sus deberes o
son burdas imitaciones. Quizá en un primer momento es un hecho aislado, pero
que a medida que se hace costumbre se va convirtiendo en un hábito que cómo una
enfermedad se irá apoderando de su hacer como estudiante, que posteriormente
será muy difícil desarraigar; que además
repercutirá en su formación como profesional y como ser humano.
No
hay atajos para llegar al futuro, tenemos que pasar por todos los pasos del
sistema antes de que podamos decir a donde llegará (Gersghenson, C.). Como una
semilla que se siembra, que germina y que poco a poco se va formando como lo
que es (una manzana, una lechuga o un encino), así el conocimiento tiene un
proceso de construcción y de apropiación, para aprender hay que seguir un
proceso con el ritmo y el compromiso correspondiente.
Heredamos
de nuestros ancestros un cúmulo de conocimientos; cualquier verdad que busquemos
dependerá de la sociedad y la cultura en que nos desarrollamos (Gersghenson, C.).
Pero cada cultura posee una verdad que ha nacido de sus necesidades sociales,
de sus raíces, así como de su historia. Sin embargo esta verdad es única y les
ha servido para sobrevivir, para construirse y para trascender.
Como
(posibles) miembros de una comunidad académica, nuestros estudiantes necesitan
aprender códigos de ética, principios morales, así como el concepto de verdad
que le es propio a esa comunidad. Regirse bajo estos principios y la
interacción que se realice, le permitirá el acceso a la generación de nuevo
conocimiento.
Es
una tarea ardua, difícil, pero cuyo producto hará que sea parte de la evolución
del ser humano.
¿Cómo construir el
conocimiento desde el quehacer escolar?
“Lo
que está incluido en el proceso neural que transforma los estímulos en
sensaciones tiene las características siguientes: ha sido transmitido por medio
de la educación; tentativamente, ha resultado más efectivo que sus competidores
históricos en el medio actual de un grupo; y, finalmente, está sujeto a cambio,
tanto por medio de una nueva educación como por medio del descubrimiento de
incompatibilidad con el medio.” (Kuhm, T.)
Cada
cultura en cada época, se ha construido a través de la educación. Las
generaciones jóvenes se educan de acuerdo a las necesidades de la sociedad, ya
sea de sobrevivencia alimentaria o de supervivencia natural del entorno donde
se encuentran. La sociedad en cuestión determina el ideal de hombre que
requiere, considerando también el nivel social y la función que va a desempeñar
en esa sociedad, ya sea trabajador, guerrero, científico o gobernante.
Al
paso del tiempo, el ser humano ha sufrido una evolución en su manera de pensar,
de actuar y en la forma de tomar decisiones; la manera en que se educa hoy es
diferente a la forma en que educaron sus padres, sus abuelos y demás generaciones
que le antecedieron. Es por eso que el conocimiento y la forma en que lo
adquiere también ha evolucionada.
Los
medios de comunicación y el acceso a la información, su accesibilidad y la
inmediatez son parte de ese cambio; han dado al individuo un rango de libertad
para tomar decisiones, que en cierta medida influyen en la forma que adquiere
los conocimientos. Sin embargo, el individuo, muchas veces no está preparado
para tomar la decisión adecuada. La educación que ha recibido no corresponde a
los medios que usa hoy en día.
Si
bien, los medios de comunicación e información han facilitado al individuo el acceso al conocimiento, por otro lado también
le exigen un mayor esfuerzo en la selección de esa información, cuál será el uso
que le dará y por supuesto la repercusión que tendrá en su aprendizaje, y, una
vez asumido la repercusión que tendrá en su entorno social. Sin embargo,
algunos estudiantes no han desarrollado esas habilidades. Esta limitante surge
del escaso aprendizaje sobre la ciencia y su utilidad en la vida cotidiana.
Sabemos
que la ciencia está basada en la lógica, el pensamiento racional, la
construcción de modelos, tecnología, inteligencia, trabajo duro, sinergia de
grupo, esfuerzo sostenido, construcción
sobre experiencias pasada. Algunos de nuestros estudiantes necesitan asumir
estos elementos para iniciarse en el quehacer científico, al realizar sus trabajos
escolares.
Las
actividades escolares están basadas en trabajos o proyectos que simulan retos a
los que se enfrentaran en su vida laboral. El objetivo de estas actividades constituirá
la experiencia como factor de aprendizaje, quizá no es la más adecuada, pero es
lo que se tiene a la mano; y por supuesto es necesaria para la asimilación del
conocimiento. Estos modelos están basados en el método científico.
A
medida que nuestros estudiantes se asuman como aprendices de científico, irán
conociendo nuevas alternativas, nuevas formas de actuar, nuevas áreas del
conocimiento; además de la trascendencia en su propia formación como individuo.
Uno
de los principales factores en la ciencia es la duda, dentro de los quehaceres
que tiene el estudiante es aprender a cuestionarse sobre la información que
recibe. Cada vez que se pregunte ¿por qué?, se abrirán nuevos horizontes, nuevas
expectativas y nuevos conocimientos.
Nicolás
Kristakys menciona a la obesidad y a las adicciones como hábitos y
comportamientos que se propagan socialmente. Tales acciones influyen de manera
negativa, tanto en las personas que los padecen como en quienes los rodean.
¿Se
podrá considerar el plagio de los trabajos escolares como una adicción? Plagiar
una tarea puede tener repercusión negativa en los compañeros de clase. Puede dar
pauta para hacerse una práctica común. Inclusive puede frenar el proceso de
aprendizaje de un grupo social.
Asumir
como algo común la actividad de plagiar también tiene una connotación ética. No
se puede considerar como una actividad positiva robar ideas y utilizarlas como
propias. Peor aún, ya que muchas veces ni siquiera se han leído esas ideas. Desde
el punto de vista de la evolución biosocial, la ciencia de la ética se percibe
como una extensión natural del estudio de la dinámica social.
Qué
es lo que motiva a estos estudiantes a renunciar al privilegio de descubrir el
conocimiento, a maravillarse con la herencia cultural que posee la humanidad,
actualmente la mayor que se ha producido, a dilucidar y quizá construir una
nueva interpretación de la ciencia.
Quizá
nosotros los adultos, no hemos sido asertivos al mostrar a nuestros
estudiantes, el camino hacia el
conocimiento y la aplicación de la ciencia. Tal vez hemos contribuido a este empantanamiento
que les impide crecer y ser nuevos seres humanos.
Conclusiones
La
ciencia futura estará restringida en gran parte por el grado y tipo de socialidad
que la comunidad científica desarrollará. Una comprensión de estas
restricciones sólo será posible si se
entienden las interacciones entre el individuo y la sociedad y si se reconocen
las propiedades que emergen de esta dinámica.
Jaffe,
Klauss
Se
habla de brecha generacional como un elemento que imposibilita la interacción
entre una generación joven y una adulta, y que además impide la comprensión necesaria
para la asimilación de la cultura. Diferentes maneras de pensar, diferentes
maneras de actuar, pero que deberían tener un objetivo común.
Es
probable que, en el caso del plagio en trabajos escolares haya una confusión en
cuanto a lo que el profesor deba o no deba enseñar. Se observa que los jóvenes hoy
en día tienen habilidades para el uso de la tecnología, muchas veces superiores
a las de los adultos. No obstante, nuestros jóvenes, en algunas áreas (como es
el conocimiento de la ciencia) necesitan que se les lleve de mano para
apropiarse de esas habilidades que a los adultos nos costó tanto trabajo
asumir.
Esta
carencia es la oportunidad que tiene los profesores de acompañar a sus estudiantes en el camino de la verdad, de asumir
su responsabilidad como individuo en una sociedad que sobrevive y que
trasciende. Como el sublime deber que tiene el maestro para que sus alumnos desarrollen
un pensamiento científico que les permite tomar mejores decisiones en su vida
cotidiana.
Bibliografía
Gershenson, C.
(2013), “¿Cómo hablar de complejidad?”,
en Lengua Docieta i Comunicacio. Núm.
11, Universidad Nacional Autónoma de México
Jaffe, Klauss, ¿Qué es la ciencia? Una
visión evolutiva.
Kuhm, Thomas. (1971) La estructura de las revoluciones científicas, Brevarios 213, Fondo
de Cultura Económica.
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