Hombre como ser educado
El hombre no puede existir
sin una idea de sí mismo, sin un ideal hacia dónde dirigir sus pasos. El hombre
–nos dice Hegel- es una criatura constante en busca de sí misma, que en todo
momento de su existencia tiene que examinar y hacer escrutinio de las
condiciones de la misma. Existen conceptos de hombre, prefiero éste, porque nos
da pauta para abordar el tema de la educación.
Antecedentes históricos
El rico tesoro de la sabiduría
popular, mezclado con primitivas reglas de conducta y preceptos como el respeto
a los padres y a la sociedad, la obediencia a los dioses, así como el querer
convivir con armonía y respeto con la naturaleza; son factores que dan origen a
la educación.
Son los sofistas (maestros
de la sabiduría, como se hacían llamar) en la Antigua Grecia, hace 25 siglos,
quienes dan inicio a una idea muy sutil de lo que es educación. Sin embargo, es
Sócrates quien le da un valor como humanista, como formadora del hombre en todo
su ser. Elaboró una nueva visión del hombre y del universo, se oponía radicalmente
al relativismo moral y social sofista. Nos legó un pensamiento y un
razonamiento sobre educación y la formación del hombre en su intelecto, sus
valores y su alma.
La educación del griego
antiguo se centró en la formación de la areté,
siendo Homero en la Ilíada y la Odisea, quien designa a la areté como excelencia humana, como hombría. La Areté se conforma por cualidades morales y espirituales, la fuerza
y la destreza de los guerreros, es prudencia y astucia, fuerza educadora de la
nobleza encontrada el hecho de despertar el sentimiento del deber frente al
ideal. La areté traía una imagen del hombre,
para la cual cada acción mostraba la nobleza de su espíritu y sólo en unión de
ambos se hallaba el verdadero fin.
La belleza
El honor es el premio de la areté es el tributo pagado a la
destreza, Aristóteles muestra el esfuerzo humano hacia la perfección de la areté como el producto de un amor propio
elevado a su más alta nobleza. Sólo el más alto amor a éste “yo” en el cual se
halla implícita la más alta areté capaz
de apropiarse de la belleza,
La belleza para los griegos
es al mismo tiempo nobleza y selección, es la característica aspiración del humanismo,
a la libre formación ética y el enriquecimiento espiritual de la propia
personalidad. En la formula “apropiarse de la belleza” se halla expresado con
claridad única el motivo de la areté helénica.
Constituye el fundamento metafísico de las paradojas de la ambición humana y
del afán de honor, de ser honrado.
Incidencia formativa en el ámbito de lo humano
Sócrates nos dice que la obligación
del ser humano, antes que todo, es velar
por su alma. Y la educación es el
medio para hacerlo. Educación es la capacidad de cambiar, de reflexionar sobre sí
mismo, es ver dentro del alma y tratar de encontrar el camino hacia la perfección.
La educación surge de tres vertientes:
nuestros padres, del medio que nos rodea y de la escuela.
- Los padres son quienes inician la educación con reglas de conducta, como el respeto hacia los demás. Son quienes siembran en el sujeto el interés por desarrollar su intelecto, sus valores, que se asemeja a ese ideal de los griegos de encontrar la perfección del alma.
- El medio que rodea al individuo, también educa. Casi de forma automática, con maneras habituales de hacer las cosas de acuerdo a cada cultura (costumbres y tradiciones). La educación informal que es dada a manera de conocimientos, instrucciones; así como reglas de urbanidad.
- La escuela trasmite al sujeto el conocimiento académico y de valores sociales. Este conocimiento es realmente el don más preciado de la naturaleza del hombre, es a través del conocimiento que el hombre tiene acceso a los valores, que sólo pueden ser alcanzados por la mente y el alma del individuo con ayuda de otras mentes que funcionan con libertad, que le proporcionan una guía del camino hacia la sabiduría.
Conclusión
Es al sujeto a quien
corresponde recopilar todos los conocimientos que le da el medio, la familia y
la historia, la reflexión filosófica que nos heredaron aquellos sabios filósofos
y aplicarlos en el desarrollo de su pensamiento y en su vida diaria, no quedándose
sólo en el discurso.
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